Somos una familia dentro de la gran comunidad de los hijos y las hijas de la Tierra, despertando en nuestro hacer la memoria ancestral amerindia y caminando los principios del Buen vivir de los pueblos originarios de los Andes, el Sumak Kawsay, un camino de conocimiento que nos conduce a la vida en plenitud y en armonía con la naturaleza, a través de la enseñanza de la complementariedad de los opuestos, la reciprocidad y la comunitariedad. 

Los abuelos y las abuelas de las diferentes tribus de América nos recuerdan que el Gran Espíritu, fuente de creación, está en el corazón de todo lo creado, y es el tiempo de reconocer que toda manifestación de vida es sagrada, tiene un propósito y un conocimiento necesarios para reestablecer el equilibrio en nuestro planeta. En tiempos del Pachakutik, nos unimos al propósito de integrarnos con consciencia espiritual a la gran urdimbre de la vida, tejiendo las relaciones entre lo visible y lo invisible, entre el cielo y la tierra, entre el hombre y la mujer, entre la humanidad y la naturaleza.